Comentario de la Semana: Solidaridad que no se canse – 10 de agosto de 2018

Siempre es impactante el relato que encontramos en las “Cartas del desierto”, cuando imaginamos esas manos que quieren alcanzar la frazada que les sobra, para regalarla y así abrigar al anciano que tiembla de frío, y no pueden, porque ya no era posible: el tiempo de hacer el bien había concluido.

Los gestos de solidaridad que los peruanos estamos haciendo, desde hace un buen tiempo, frente a las inclemencias que han afectado y siguen afectando a miles de hermanos nuestros, van dibujando un rostro nacional que sabe escuchar el dolor ajeno y aprende a extender oportunamente su mano generosa.

Es un triunfo sobre el egoísmo y la indiferencia. En ese sentido conviene recordar lo que enseña el Papa Francisco: “cuando el ser humano se entrega a las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades inmediatas, del egoísmo, su libertad se enferma”. La caridad sana el alma y cuida el cuerpo.

La caridad es capaz de convertir el mundo de un invernadero en un cálido hogar. Ella ha sido fuente de conversión a lo largo de la historia; como sucedió con San Pacomio, quien siendo pagano cayó preso y allí encarcelado recibió alimento y bebida, sin pedirle nada, solo por amor. Al salir libre se convirtió al cristianismo, impresionado que le trataran tan bien sin siquiera conocerlo.

Sigamos siendo un puente de solidaridad y un abrazo para el hermano en su soledad.

Guillermo Inca Pereda

Secretario General Adjunto de la Conferencia Episcopal Peruana