Unidos por la esperanza
Los obispos del Perú, reunidos en nuestra 111ª Asamblea Ordinaria, queremos manifestar nuestro agradecimiento por el acontecimiento extraordinario que, como Pueblo de Dios, hemos vivido durante la visita del Santo Padre Francisco. Fueron los esfuerzos generosos de muchas personas, comunidades, parroquias, organizaciones de la sociedad civil, fuerzas armadas y policiales, y gobierno los que permitieron que este encuentro suscitara la expresión viva de la fe, los gestos fraternos y de afecto que emocionaron al Santo Padre.
Ante las dificultades de orden político, social y moral por las que atraviesa nuestra patria, haciendo eco de las palabras y gestos del Santo Padre, queremos dirigir nuestra palabra de hermanos, para que la fuerza movilizadora que nos dejó su visita continúe despertando en nosotros procesos de conversión hacia una mayor unión entre los peruanos, a fin de que podamos “sentir que el Perú es un espacio de esperanza y oportunidad”.
El Papa nos recordó cómo “Jesús camina con sus discípulos y comienza a develar muchas situaciones que asfixiaban la esperanza de su pueblo, suscitando una nueva esperanza… Conviértanse, les dice, el Reino de los Cielos es encontrar en Jesús a Dios que se mezcla vitalmente con su pueblo, e invita a otros a no tener miedo de hacer de esta historia, una historia de salvación”.
Una vez más, nos ha invitado a ser una Iglesia en salida hacia las fronteras de aquellos “que están al borde de nuestros caminos”: Amazonía, pueblos indígenas y cuidado del medio ambiente; pobreza y exclusión; trata de personas y violencia contra la mujer; corrupción generalizada. Nos dijo con toda claridad que tenemos que asumir con valentía el reto del momento histórico en el que estamos, sin caer en la tentación de huir o de zafarnos de las dificultades.
Nos dijo que “unidos para defender la esperanza” consiste en: impulsar y desarrollar una ecología integral como alternativa a “un modelo de desarrollo ya caduco pero que sigue provocando degradación humana, social y ambiental”; desarrollar “una mayor cultura de la transparencia,… porque la corrupción es evitable y exige el compromiso de todos”; salir de la cultura de la exclusión, porque “es una cultura anónima, sin lazos y sin rostros,… sin madre, que lo único que quiere es consumir”; luchar juntos contra el feminicidio, porque “son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas… luchar contra esta fuente de sufrimiento, pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”
Queremos expresar nuestra fraternidad con el pueblo venezolano. En décadas pasadas miles de nuestros compatriotas tuvieron que emigrar a Venezuela; las circunstancias actuales nos exigen actuar con solidaridad cristiana hacia nuestros hermanos de este país, que por diversas razones se han visto obligados a abandonar su patria y, hoy, se encuentran entre nosotros. Que el Perú sea para ellos un segundo hogar, donde se sientan bienvenidos y seguros.
El Perú es una tierra “ensantada”, nos dijo el Papa. Inspirados por nuestros santos, seguros de su intercesión, acojamos con confianza el desafío de la unidad por la esperanza.
Lima, 9 de marzo de 2018.
LOS OBISPOS DEL PERU