“El mundo está en guerra y Dios llora”

 

 “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mt 5,9)

 

Una sombra de dolor y de angustia sacude, en todas las naciones, a los hombres de buena voluntad. Nuestros pueblos no quieren la amenaza de una guerra. Las naciones del mundo están cansadas del fantasma de la destrucción. Creemos en la dignidad de toda vida humana sea cual sea su creencia, nacionalidad o condición.

 

Nada justifica una guerra, menos una religión: «Nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa. Sólo la paz es santa, no la guerra», repetía el Papa Francisco en Asís el 20 de setiembre del 2016.

 

Estamos convencidos y hacemos nuestra la afirmación del Papa Francisco: “La violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento…de la gran mayoría de los habitantes del mundo. En el peor de los casos, lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no es de todos”.

 

El compromiso por la paz es tarea de todos. Por eso, desde la oración y la acción, “La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de la paz también con la no violencia activa y creativa”, construyendo y defendiendo: «los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación» [1].  Porque, todos deseamos la paz.

 

Invitamos a todos los hombres de buena voluntad y de modo especial a quienes creemos en la fuerza de la oración a elevar nuestras plegarias, por las víctimas inocentes de las guerras, por quienes toman las decisiones y pueden detenerla y para que Dios nos conceda el don de la paz.

 

 

Lima, 14 de abril de 2018.

 

La Presidencia

Conferencia Episcopal Peruana

 

 

______________________

(1) Carta apostólica en forma de «Motu Proprio» con la que se instituye el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (17 agosto 2016)