Semana Santa: Homilía del Arzobispo de Piura en el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

Homilía pronunciada la mañana del 14 de abril por Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, durante la Santa Misa de Domingo de Ramos en la pasión del Señor. 

Significado de las Palmas y Ramos

Hoy bendecimos nuestras palmas y ramos y muchos de nosotros las colocaremos después en algún lugar privilegiado del hogar. ¿Cuál es el verdadero sentido de las palmas en nuestro hogar? Es tener presente que Jesús es nuestro REY y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. 

Que Jesús sea nuestro Rey significa que Él y sólo Él es nuestro Señor y Salvador, el único que le da sentido, felicidad y libertad verdadera a nuestra vida. Jesús es el único capaz de darnos la victoria sobre el pecado y la muerte. Agitar hoy nuestras palmas y ramos es comprometernos a seguirlo sea en la alegría como en el dolor.

Vivamos la Semana Santa

Con el Domingo de Ramos comenzamos a vivir la Semana Santa. Acompañemos a Jesús en su “Hora” (ver Jn 13, 1) con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Vivir la Semana Santa es acudir en estos días al Sacramento de la Confesión para morir al pecado y resucitar con Cristo el Día de Pascua. Vivir la Semana Santa es participar activamente en las celebraciones litúrgicas y en sus diversas manifestaciones de piedad popular. Que durante estos días santos, y de la mano de Santa María, descubramos la belleza del amor, porque la Semana Santa, y en particular la Pascua, es la celebración de nuestra salvación, es la fiesta del amor del Señor por nosotros, es descubrirnos amados y llamados a amar.

Gracias por su cariño y solidaridad

En el Evangelio de la entrada de Jesús a Jerusalén (ver Lc 19, 28-40), San Lucas nos dice que el Señor iba marchando a la cabeza. Por eso en esta mañana el Pastor está aquí con ustedes, porque como Jesús yo no abandono a mi rebaño. Quiero con ustedes iniciar este camino de la Semana Santa y acompañar con amor al Señor en su pasión, muerte y resurrección.

Quiero también decirles desde lo profundo de mi ser, que ustedes son mis entrañas y mi corazón. ¡Sí, son mis entrañas y corazón! Ustedes son mi familia, mi madre y mis hermanos como dice Jesús (ver Mc 3, 33-35). Son trece años que estoy en Piura y Tumbes. Ustedes me conocen, saben cómo soy, y cuál ha sido siempre mi forma de ser y proceder. Yo también los conozco y los amo a ustedes; soy un piurano y tumbesino más, y por eso estoy dispuesto a amarlos y servirlos hasta el final.

El acoso y los ataques que vengo sufriendo en estos días seguramente no pararán, por eso les pido que recen mucho por mí, para que como Jesús, siempre esté dispuesto a dar la vida por la Iglesia, esté dispuesto a sufrir por la Iglesia. Recen para que la verdad se abra paso y queden al descubierto las mentiras e intrigas de algunos.

Agradezco las muchísimas muestras de cercanía y de solidaridad que he recibido en estos días de muchos hermanos obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. Si bien mi confianza descansa en el Señor no puedo dejar de decirles que la cercanía y el cariño de todos ustedes es fuente de mucho consuelo y fortaleza para mí. Me consuelan además las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio de la Pasión de hoy: “Simón, Simón mira que Satanás te ha reclamado para triturarte como trigo. Pero yo he pedido por ti para que tu fe no se apague” (Lc 22, 31-32).

Jornada Mundial de la Juventud

A los jóvenes que en gran número están aquí hoy presentes en la Santa Misa, para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud, con el Papa Francisco les digo: Necesitamos de los jóvenes hoy, pero jóvenes con esperanza, jóvenes con fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos, jóvenes que están “ahí no más”, ni sí ni no. Queremos jóvenes que vayan contra corriente, queremos jóvenes apóstoles de otros jóvenes. ¿Por qué? Porque conocen, aman y siguen a Jesús, porque conocen a Dios, porque tienen un corazón libre. Gracias por estar aquí esta mañana acompañando al Señor en su Pasión.

Los jóvenes están hechos para la Semana Santa

Queridos jóvenes: Jesús en la cruz estuvo acompañado por su Madre la Virgen María, unas cuantas mujeres y el más joven de los doce apóstoles, Juan. Así, en medio del peligro que corrían los discípulos del Señor, el más valiente no fue el de mayor edad o el más preparado, sino el más joven de todos. Junto con María fue San Juan el que participó de forma más plena de los misterios de la Semana Santa. Es San Juan, a quien se le conoce también como el discípulo amado, el que nos revela con su presencia y fidelidad a Cristo que los jóvenes están hechos para la Semana Santa. Él fue testigo de la última cena, de la cruz y de la tumba vacía. Es en la figura del evangelista Juan que se puede ver el cariño  especial que Jesús tiene por la juventud. Por eso queridos Jóvenes vivan esta Semana Santa haciéndoles compañía a Jesús y a María con su amor y fidelidad.

Él es el Amigo que nunca falla, que no quita nada y lo da todo. Que Santa María, nuestra querida Mechita sea nuestro refugio y guía, nos sostenga y ayude para que seamos santos y con nuestro apostolado construyamos la ansiada Civilización del Amor donde los pobres, los más vulnerables y descartados sean el centro de nuestra preocupación y caridad.