Día Mundial del refugiado – 20 de junio
Acoger a Cristo en los Refugiados: “…era extranjero y me acogiste…” Mt. 25,35
En su reciente viaje a Bulgaria el Papa Francisco visitó el campo de refugiados Vrazhdebna que acoge a refugiados de Siria e Irak, donde recordó que: “su viaje no siempre es bello y luego está el dolor de dejar su patria y tratar de entrar en otra patria… siempre hay esperanza. Hoy, el mundo de los migrantes y refugiados es un poco como una cruz, una cruz de la humanidad, y la cruz es tanta gente que sufre…”. Uniéndonos a esta preocupación del Santo Padre, desde la Conferencia Episcopal Peruana, deseamos llamar la atención y llevar a la reflexión a todo el pueblo peruano sobre este tema muy actual y crítico: los refugiados.
Los refugiados son personas que huyen de conflictos y persecuciones, ellas se encuentran protegidas por el derecho internacional, por su particular condición de vulnerabilidad, y no deben ser expulsadas o devueltas a situaciones en las que sus vidas y sus libertades corran riesgo. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en el mundo existen 25,4 millones de personas refugiadas y 3,1 millones son solicitantes de refugio.
Nuestro país, desde hace muchos años, protege a personas con estas características, otorgándoles la condición de refugiados; actualmente contamos con solicitantes y refugiados de diversas nacionalidades, entre ellos, venezolanos, cubanos, colombianos, palestinos, sirios, bengalíes, esrilanqueses y de diversos países africanos.
Las personas que necesitan refugio están expuestas a múltiples situaciones como asaltos, trata de personas, tráfico de migrantes, estafas y otras violaciones a sus derechos humanos; por esto, la Iglesia Católica peruana frente a este desafío ha prestado especial atención dando asistencia y protección a estas personas. A pesar que el 17 de diciembre de 2018. la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el Pacto Mundial sobre los Refugiados con la finalidad de fortalecer la cooperación y la solidaridad con los refugiados y los países de acogida afectados por este fenómeno, aún queda mucho por hacer a favor de los refugiados, para hacer frente a la “globalización de la indiferencia ”.
Las palabras de Jesús nos invitan a una acción concreta hacia el que se encuentra en situaciones de vulnerabilidad: “Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed, y me diste de beber, fui extranjero y me acogiste, estaba desnudo y me vestiste, enfermo y me visitaste, en la cárcel y viniste a ver” (Mt. 25,35-36) y el Papa Francisco nos ha propuesto cuatro verbos que podemos aplicar al trabajo pastoral con los refugiados: acoger, proteger, promover e integrar.
En el Día Mundial del Refugiado, desde la Conferencia Episcopal Peruana, queremos animar a los diversos Estados de la región, y en especial al nuestro, a fortalecer los mecanismos para el acceso al refugio y aplicar una definición de refugiado adecuada, que garantice plenamente los derechos de las personas en movilidad, en especial de los refugiados. De igual modo, exhortamos a la sociedad peruana a no dejarse llevar por “voces” que alientan la xenofobia, discriminación y el miedo, sino a construir juntos la “cultura del encuentro”.
Alentados por el ejemplo y el magisterio del Papa Francisco, impartimos la bendición de Dios sobre todas las personas que experimentan el drama del refugio y a quienes les ayudan.
*Mensaje firmado por el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos, y por el responsable de la Pastoral de Movilidad Humana, Mons. Daniel Turley.