Arquidiócesis de Lima celebró tradiconal Misa y Te Deum por el 198º Aniversario Patrio

Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, presidió la homilía de la Misa y Te Deum por el 198º Aniversario Patrio celebrado en la Basílica de la Catedral de Lima, el 28 de julio. En su intervención, Mons. Castillo un llamado a todos los peruanos para que juntos trabajemos por nuestra libertad a una “más responsable, madura y socialmente eficaz”.

El Arzobispo de Lima combinó la reflexión bíblica de las lecturas de la Misa del Día con su aplicación a la situación presente del país. En una de ellas, sobre cómo los momentos de oscuridad social han alimentado la reflexión de la Iglesia, subrayó que Dios inspira para que “se gobierne con sabiduría, justicia y paz para su pueblo”. También recordó que en el Antiguo Testamento, el profeta Isaías relataba la liberación como una luz grande que surge en medio de un camino de sombras, y cómo ello también ha sucedido en diferentes momentos de nuestra historia.

En otro momento, Mons. Castillo afirmó que hoy nuestro país vive todavía tiempos de oscuridad, que derivan de una corrupción que ha llegado a las más altas autoridades y grupos de la dirigencia nacional. Por eso afirmó que a los peruanos se nos está haciendo difícil ver esa luz al final del túnel.

En este sentido, indicó que el actual desafío consiste en convertir esta crítica situación en una ventana de oportunidad, para lo cual resulta indispensable que “nuestros líderes tengan y tengamos la capacidad de poner al Perú por encima de los propios intereses, incluso los legítimos. Y que nuestra sociedad civil se mantenga firme frente a  quienes se resistan ante lo que es una demanda abrumadora de la patria”.

Explicó que para el creyente la paz no es una situación estática, y que Dios inspira a las personas para suscitar su imaginación creadora. Desde allí genera procesos de acción. Por eso la paz se construye día a día poniendo en práctica la justicia y el derecho. Y se concreta en soluciones eficaces, capaces de mejorar las situaciones injustas, para así lograr una paz sostenible y sin límites.

De otro lado, Mons. Castillo reconoció que la Iglesia es también parte de nuestra difícil realidad. Que “nuestros mejores momentos han venido no de una fe ciega, sino de una fe lúcida, reflexiva, consciente y responsable. Que ella nos permitió renacer y volver a la condición más íntima de nuestro ser para recapacitar, y mejorar. Que estamos en un tiempo propicio para afrontar nuestros grandes problemas, acogiendo el Espíritu de amor y justicia, reflexionando y actuando a favor de nuestro pueblo”. En este sentido, indicó que el catolicismo o es sencillo y solidario, o no es catolicismo.

Finalmente, el Arzobispo de Lima invitó a todos y todas, creyentes, no creyentes y creyentes de otros credos, a renovar el gran juramento en los valores que fundaron nuestra patria, para que esos mismos valores puedan ayudarnos a convivir, con comprensión y firmeza, como hermanos. 

Mayor información: arzobispadodelima.org