En el día especial dedicado a los más pequeños que promueve las Naciones Unidas, 18 de agosto, les invoco a reflexionar la urgente tarea por defender la dignidad humana y los derechos de nuestros niños. No desmayemos en trabajar por ellos, por una buena educación, salud y bienestar, pues una sociedad que abandona a los niños está condenada al fracaso.
Nuestros niños son la ternura y sonrisa de Dios, reflejan la esperanza de la sociedad y de la humanidad. Que nuestro legado sea la construcción de un mundo cada vez más honesto, solidario, justo y cercano para todos.
Al referirse a los niños, Jesús nos dice que “de los que son como ellos es el reino de los cielos”. (Mt 19,14 ). Los niños son una riqueza para el mundo y para la Iglesia. En ellos descubramos los valores humanos y cristianos, bases de una verdadera sociedad que nos urge construir. Cuidémoslos y protejámoslos siempre.
+ Héctor Miguel Cabrejos Vidarte
Arzobispo Metropolitano de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana
Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)