“Todo ser humano está llamado a cuidar de la casa común, a hacer un examen de conciencia y a no alimentar los pecados ecológicos que devastan no sólo el Amazonas, sino el planeta entero”, es el sincero llamamiento hecho durante la sesión informativa para periodistas en la Sala de Prensa de la Santa Sede, el V Briefing del Sínodo de la Amazonía.
Durante el V Briefing del Sínodo sobre la Amazonía, realizado el viernes 11 de octubre, Monseñor Pedro Brito Guimarâes, Arzobispo de Palmas de Brasil, respondió a las preguntas de los periodistas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ofreciendo algunos detalles sobre los trabajos realizados en las rondas de los Círculos Menores.
Para el prelado es urgente cambiar y reformar los estilos de vida: “Cometemos pecados contra el Creador, contra la naturaleza y nunca hacemos un examen de conciencia”. “El concepto de pecados ecológicos para algunos es algo nuevo, incluso para la Iglesia, pero debemos empezar a confesarlos”, dijo Monseñor Guimarâes, subrayando que si empezáramos a pensar en un estilo de vida más simple, coherente y a vivir de lo esencial, cambiaríamos la configuración del mundo.
La cuestión ecológica -añadió- no sólo concierne a los ecologistas y a las ONG, sino que implica a todos: cada persona debe sentirse responsable del futuro del planeta. Los hombres, observó el Arzobispo de Palmas, no son dueños de la naturaleza. En cambio, están llamados a ser “los guardianes de la Creación” y a defender este don de Dios “hay necesidad de una formación ecológica”, ya que hay que aprender a respetar la Casa Común.
El daño de los pecados ecológicos
Al referirse al territorio de su diócesis, Mons. Brito Guimarâes señaló algunos fenómenos preocupantes, como la vertiginosa expansión del cultivo de la soja y el consiguiente proceso de deforestación. Otra amenaza está relacionada con la expansión incontrolada de la agricultura industrial que, incluso en una región del planeta rica en ríos; erosiona un recurso fundamental como el agua.
Amazonía y el “tránsito religioso”
Asimismo, el obispo de Río Branco, hizo alusión al fenómeno que él mismo calificó como “tránsito religioso”. “Son muchos -dijo- los que pasan de una Iglesia a otra. Debido a la falta de sacerdotes, no tenemos las condiciones para estar presentes en todos los lugares de la Amazonía. Son espacios que nosotros, como católicos dejamos vacíos, porque no podemos atenderlos y entonces otros vienen a ocuparlos. La gente allí salta de una Iglesia a otra buscando una solución más práctica que espiritual, de acuerdo a sus necesidades del momento”.
Las dos dimensiones del Sínodo
Por su parte, el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de la Ciudad de México, refiriéndose a los trabajos sinodales, subrayó que el Sínodo tiene dos dimensiones:
La primera se refiere a la Amazonía y a su inmenso patrimonio natural y cultural. La segunda, es una dimensión global y se refiere a todo el planeta. Estos son dos niveles se cruzan y no pueden ser separados.