El pesebre es un Evangelio vivo en los lugares en donde se vive: en las casas, en las escuelas, en los lugares de trabajo y de encuentro, en los hospitales, en las cárceles y en las plazas. Así lo recordó el Papa Francisco esta mañana en el curso de la audiencia general de este tercer miércoles del tiempo de Adviento, explicando el significado del pesebre en el tiempo de Navidad y evidenciando su sentido profundo para la familia.
Tras recordar que dentro de una semana es Navidad, el Santo Padre propuso a los fieles presentes en el Aula Pablo VI que se pregunten cómo se están preparando “para la fiesta del Festejado” y explica un “modo simple pero eficaz” para hacerlo: “hacer el pesebre”. El Pontífice afirma que él también este año “ha seguido este camino”, visitando la ciudad de Greccio en donde San Francisco realizó el primer belén y que también, en esa ocasión escribió una carta para recordar el significado de esta tradición. Hacer el pesebre, precisa a continuación el Obispo de Roma, “es celebrar la cercanía de Dios”, que se hizo hombre, “un niño”, que “siempre ha estado cerca de su pueblo”.
Con Jesús ya nos estamos solos
En el pesebre, afirma el Papa Francisco, se ven escenas cotidianas: los pastores con las ovejas, herreros que trabajan el hierro, molineros, que indican que Dios viene “a nuestra vida concreta”. Por eso es importante “hacer un pequeño belén en casa, siempre, porque es el recuerdo de que Dios vino a estar entre nosotros, nació de nosotros, nos acompaña en la vida, es hombre como nosotros, se hizo hombre como nosotros” y por tanto “en la vida cotidiana, ya no estamos solos”.
En el curso de la audiencia, el Papa saludó en diversos idiomas a los fieles presentes en el Aula Nervi procedentes de varios países. A los peregrinos de lengua española, reiteró su invitación:
Los invito a preparar el belén en sus hogares y a detenerse para contemplarlo, para que el nacimiento de Jesús los llene de alegría y les conceda la paz. Les deseo a todos Feliz Navidad.