Mons. Edinson Farfán: “El proceso de implementación sinodal es una oportunidad de santificación para toda la Iglesia”

Guiados por el Espíritu Santo, los Obispos del Perú vivieron su Asamblea Episcopal Sinodal, teniendo como enfoque principal la fase de implementación del proceso sinodal 2025-2028. El P. Juan Bytton explicó el Documento Final y las pistas para la fase de implementación del Sínodo.

En el marco de la 129ª Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia Episcopal Peruana, que se celebra en Lima del 18 al 21 de agosto, los Obispos del Perú iniciaron la primera jornada de la Asamblea Episcopal Sinodal, organizada por la Comisión Nacional del Sínodo.

La jornada inició con un momento de oración y reflexión guiado por Monseñor Edinson Farfán Córdova, O.S.A., Obispo de Chiclayo y Coordinador de la Comisión Nacional del Sínodo. Su intervención La vivencia sinodal en el Episcopado”, ofreció luces sobre el camino de la fase de implementación del proceso sinodal 2025-2028, cuyo punto de referencia es el Documento Final “Por una Iglesia sinodal: Comunión, participación, misión”.

La riqueza de un camino compartido

Mons. Farfán recordó a sus hermanos en el episcopado que el camino recorrido hasta ahora —desde la escucha local, nacional, continental y universal, pasando por las dos sesiones de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos— ha dejado una gran riqueza para la Iglesia, que debe ahora plasmarse en concreciones pastorales. “El Papa Francisco nos dejó un legado valioso que el Santo Padre León XIV nos invita a continuar, invitándonos a caminar juntos”, subrayó.

El prelado destacó que la reflexión bíblica, patrística, teológica, histórica y canónica pone de manifiesto que la sinodalidad forma parte de la dimensión constitutiva de la Iglesia, aunque no se haya empleado la terminología actual.

La sinodalidad como reforma y renovación constante

En su reflexión, Mons. Farfán recordó que la sinodalidad abre un proceso de reforma en la Iglesia, entendido no solo como innovación, sino como un “volver a formar”, un retorno a la forma original que es Cristo mismo. “La perennis reformatio de la Iglesia se vincula a la continua y esencial necesidad que tiene todo cristiano y la Iglesia entera de identificarse con el modelo de Cristo Jesús. Y esto es fruto del Espíritu Santo”, explicó.

Este dinamismo de conversión, añadió, mantiene a la Iglesia joven y fecunda. “Es el Espíritu Santo quien rejuvenece a la Iglesia con la fuerza del Evangelio, vinculando la vida al anhelo de santidad. Aquí encontramos las claves tanto de la renovación constante como del impulso evangelizador, consustanciales a la fe cristiana”.

En este sentido, citó la importancia del testimonio pastoral de los obispos, llamados a promover la santidad en todas las vocaciones del Pueblo de Dios. “Debemos estar atentos para que el proceso de implementación sinodal no se limite a un intercambio de opiniones, sino que sea verdadera escucha de unos a otros en el Espíritu y de todos al Espíritu”, exhortó.

El Espíritu Santo, protagonista del camino sinodal

El Obispo de Chiclayo insistió en que el Espíritu Santo es el gran protagonista del proceso sinodal. Desde el inicio de este camino, recordó, el Papa Francisco ha puesto de relieve que es el Espíritu quien guía a la Iglesia, haciéndola capaz de escuchar, discernir y caminar solidariamente “con las alegrías y fatigas de la humanidad”.

“Como señaló el cardenal Mario Grech: El Espíritu Santo es el primer tema de la sinodalidad. La Iglesia es sinodal porque el Espíritu de Cristo guía a la Iglesia en su camino hacia su patria”, evocó Mons. Farfán.

A la luz de Pentecostés, resaltó que la llegada del Espíritu se da en un clima de armonía comunitaria y oración, claves imprescindibles para todo proceso de discernimiento. “Solo desde la oración será posible la escucha y nos abriremos a un verdadero discernimiento”, aseguró.

Discernir los signos de los tiempos

El prelado advirtió también sobre el riesgo de caer en un “falso espiritualismo” si se olvida que el Evangelio debe encarnarse en la historia. Por ello, invitó a una lectura atenta de los signos de los tiempos, siguiendo la enseñanza del Concilio Vaticano II.

“El discernimiento solo es posible en la oración y en la comunidad. Solo así podemos conocer de verdad los auténticos retos de nuestra época y advertir la presencia y la acción de Dios en ella”, dijo. En esta tarea, cada obispo está llamado a considerar las circunstancias históricas y culturales en las que ejerce su ministerio, siempre en clave sinodal.

El Pueblo de Dios, convocado a orar y discernir

Mons. Farfán recordó que en una Iglesia sinodal no solo los pastores, sino todo el Pueblo de Dios participa de la escucha y del discernimiento.

En esta misma línea, afirmó que la Iglesia sinodal es aquella que convoca a toda la comunidad —en su diversidad de carismas y ministerios— para orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar, de manera que las decisiones pastorales sean siempre las más conformes a la voluntad de Dios.

Finalmente, el Obispo de Chiclayo subrayó que el proceso de implementación sinodal constituye una verdadera oportunidad de santificación.

Debemos, pues, estar atentos para que el proceso implementación sinodal, no se limite a un intercambio de opiniones y pareceres, sino que sea verdaderamente escucha de unos a otros en el Espíritu y de todos al Espíritu. El proceso de implementación sinodal nos ofrece, sin duda, una oportunidad de santificación.

Documento Final del Sínodo

A su turno, el Padre Juan Bytton, S.J., conocido por su experiencia como facilitador en las dos convocatorias del Sínodo de la Sinodalidad, promovido por el Papa Francisco, presentó el Documento Final de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos y una guía lectura para acompañar este camino sinodal.

Luego abordó la metodología «Conversación en el Espíritu», una práctica de oración, escucha y reflexión que fue aplicada durante las sesiones del Sínodo. “Consta de tres momentos, cada una comienza con el silencio y la oración. El primer momento: el Yo, responde a las preguntas planteadas por la Asamblea de manera personal. El segundo momento: del yo al nosotros, cada miembro comparte el fruto de su oración personal. Y el tercer momento: Nosotros, son los frutos comunitarios para construir convergencias, preguntas, consensos, dudas o divergencias del grupo”, explicó.

Posterior a ello, se formaron los grupos para iniciar la parte práctica de la metodología. Este momento contó con el apoyo de los facilitadores para acompañar y dinamizar los grupos para el cumplimiento de los tiempos y la participación de todos.

“El objetivo de este encuentro es que los Obispos del Perú puedan hacer su propia experiencia de la conversación en el Espíritu. Están invitados por el Papa León XIV, inspirados en el camino sinodal impulsado por el Papa Francisco, a que cada jurisdicción eclesiástica pueda vivir el camino sinodal”, dijo.

Los miembros de la Comisión Nacional del Sínodo que participaron en esta Asamblea Episcopal Sinodal fueron por Mons. Edinson Farfán, Coordinador Nacional; el Padre Juan Bytton, facilitador general; Adriana Fajardo Gómez, Secretaria de la Comisión Nacional; Rvdo. P. Juan Goicochea, Rvdo. P. Víctor Torres, Hna. Pilar Neira Sandoval C.C.V.I.,  Humberto Ortiz, Pedro Rabanal y Cecilia Milagros León. También apoyaron la Hna. Noyli Ríos Manzo, C.S.C. y el Rvdo. P. Martín Vértiz Apuy.