Iglesia peruana celebra Solemnidad de San Pedro y San Pablo: “El Papa, el Pedro de hoy, sigue siendo la piedra de Cristo”

  • La Santa Misa fue presidida por el Nuncio Apostólico, Monseñor Paolo Rocco Gualtieri, y concelebrada por Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, y Monseñor Carlos Castillo Mattasoglio, Arzobispo de Lima, en la Catedral de Lima. 

“El Papa, el Pedro de hoy, sigue siendo la piedra de Cristo, sigue abriéndonos la puerta de la casa de Dios, sigue ofreciendo la alegría del perdón e indicando el camino de la salvación”, señaló Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, durante su saludo en la celebración del día de San Pedro y San Pablo en la Santa Misa presidida por el Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Paolo Rocco Gualtieri y concelebrada por el Arzobispo de Lima, Carlos Castillo Mattasoglio, en la Catedral de Lima.

“Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, dijo Jesús según San Mateo y pronuncia así la declaración solemne que define, para siempre, el papel de Pedro en la Iglesia: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (…). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”.

Cabrejos Vidarte explicó que las palabras de Jesús se basan en tres símbolos con resonancias bíblicas: La Piedra, las llaves y el atar y desatar. El primer símbolo es la piedra, también realzado por el juego verbal con el nombre de “Pedro”. Muchas veces en el Antiguo Testamento se canta a Dios como la roca inquebrantable y segura, la fortaleza inexpugnable, el pico rocoso infranqueable por las fuerzas del mal, anotó.

Jesús constituye a Pedro en la misión que le era propia: lo hace signo visible de unidad y firmeza, haciéndolo participar de su función de piedra fundamental y decisiva. “El segundo símbolo, agregó, son las llaves, y hace referencia claramente a la responsabilidad de participación en la tarea y realidad de Cristo. Ahora bien, las llaves de una casa, de una ciudad, de un tesoro son el signo del poder confiado a una persona en el ámbito administrativo, jurídico”, manifestó el arzobispo de Trujillo.

El tercer símbolo, expresado en el binomio verbal atar y desatar, es una terminología de origen legal que en el judaísmo indicaba el acto legal de prohibición y permiso y que refleja la responsabilidad encomendada a Pedro como guía en la moral y en el perdón de los pecados.

“Se trata de una misión en la que participan todos los apóstoles, como recuerda el mismo Cristo resucitado: ‘Recibid el Espíritu Santo: a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes les retengan, les quedan retenidos’”, agregó.