El Sínodo de los Obispos para la Amazonía, convocado por el Papa Francisco hasta el 27 de octubre, volvió a reafirmar hoy su preocupación por el rostro social del pulmón verde del mundo, y durante la sesión matutina de este martes los padres sinodales sugirieron la creación de un “Observatorio permanente de derechos humanos y la protección de la Amazonía“.
Un observatorio para la protección de la Amazonía
Este martes, el Aula del Sínodo volvió mirar a los pueblos indígenas y centró su mirada en los problemas derivados de la colonización, la migración interna y el avance de los modelos económicos depredadores que a menudo matan. Explicaron que esto provoca la expropiación y desalojo de las comunidades originarias de sus territorios, que se ven obligadas a emigrar en contra de su voluntad.
Por el contrario, los pueblos indígenas en movilidad deben ser entendidos en su peculiaridad a través de un cuidado pastoral específico, de manera que sus derechos humanos y ambientales estén siempre garantizados, en particular el derecho a ser consultados e informados antes de cualquier acción en sus respectivos territorios. Por ello, sugirieron la creación de un Observatorio permanente para los Derechos Humanos y la Protección de la Amazonía. “El grito de la tierra y de los pueblos amazónicos debe ser escuchado dando voz sobre todo a los jóvenes, porque se trata de una cuestión de justicia intergeneracional”.
El compromiso misionero
Los Padres sinodales reflexionan también sobre la violencia: la Amazonia es como una mujer violada de la cual acoger el grito, se subraya en la Aula, porque sólo así se puede despertar de nuevo la evangelización. En efecto, el anuncio efectivo del Evangelio se realiza sólo en contacto con el dolor del mundo que espera ser redimido por el amor de Cristo, gracias a una teología de la vida. Hay, por tanto, una fuerte referencia al valioso ejemplo de los mártires misioneros de la región, como Monseñor Alejandro Labaka, la monja terciaria capuchina Inés Arango, o la hermana Dorothy Stang, que dieron su vida en nombre de la causa de los pueblos amazónicos indefensos y por la protección del territorio.
La obra misionera en la Amazonía debe ser más apoyada, se afirma en el Aula, y por eso se reflexiona sobre la creación de un fondo financiero, tanto nacional como internacional, para fortalecer la misión en la región, especialmente para los costos de transporte y capacitación de los propios misioneros.
La respuesta de la Eucaristía
Ante las difíciles situaciones que se viven en la Amazonía, importantes respuestas provienen de la Eucaristía, por la que pasa la gracia de Dios, y de un amplio ministerio, que comienza también con las mujeres, protagonistas indiscutibles a la hora de transmitir el sentido radical de la vida. Tal vez tengamos que preguntarnos -se pregunta el Aula- si no es el caso de replantearse el ministerio. En efecto, muchas comunidades tienen dificultades para celebrar la Eucaristía por falta de sacerdotes: se sugiere, por tanto, modificar los criterios de selección y preparación de los ministros autorizados para administrar este sacramento,